Nunca han visto a Barcelona dar una vuelta olímpica, pero su amor por el equipo es creciente cada día. Las nuevas generaciones conocieron de los éxitos del cuadro porteño a través de la historia, pues su último campeonato nacional se dio en 1997.
Rómulo Cabezas, por ejemplo, tiene 16 años. Él es uno de los chicos que apoya al equipo torero, aunque nunca gozó de un título. Luciendo la camiseta amarilla, el adolescente llegó ayer al túnel de ingreso al estadio Monumental, en Guayaquil, para tomarse fotografías con los futbolistas y pedir autógrafos.
El sol era intenso ayer en la mañana en Guayaquil. Pero este no fue un impedimento para Cabezas, que corrió de un lado a otro para captar las rúbricas de todos los integrantes del equipo. “Soy hincha de Barcelona desde que nací. Nunca lo vi campeón, pero esta será mi primera vez y estoy contento por eso”, aseguró el joven de piel canela y cabello ensortijado.
Empezó a ir al estadio Monumental desde hace dos años. Antes no asistía por temor a los incidentes que suelen producirse. “Ahora estoy más grande. Sé cuidarme solo. Espero en algún momento ir a otra ciudad a cantar por mi equipo”, agregó. Leisa González, que ayer cumplió 12 años, también estuvo en el correteo a los futbolistas, incluso, de los juveniles. Pero, sus ojos se iluminaron y una gran sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio al mediocampista argentino Damián Díaz. “Es mi novio”, dijo sin ruborizarse.
Leisa tiene síndrome de Down. Por ello, estuvo acompañada de su hermana Lilibeth, de 10 años, y de sus padres. Ella tenía una bandera del cuadro torero, que la hizo firmar de todos los jugadores, a medida que estos salían por la puerta de ingreso a los camerinos del estadio.
Lilibeth y Leisa tampoco tuvieron fortuna de disfrutar un campeonato del club porteño. Saben de los éxitos de Barcelona por los relatos de sus padres, quienes las llevan constantemente a los partidos de local en Guayaquil.
Otro caso es el de Jean Peter Flores, de 17 años. Cuando Barcelona alcanzó su última estrella, en 1997, este adolescente tenía 3 años. Por eso no recuerda ese instante, pues su vida recién se estaba iniciando. Lo que sí viene constantemente a su mente es la primera vez que pisó el Monumental, cuando tenía 5 años.
Él lucía una camiseta blanca de concentración del ‘Ídolo’, con el sello canario en el lado derecho del pecho. Con un marcador y otra camiseta oficial amarilla, también aprovechó la oportunidad de hacer estampar la firma de sus ídolos. “Vi otros equipos ganar títulos, pero Barcelona genera un sentimiento diferente por ser el equipo más popular del Ecuador”, argumentó.
Su primer título lo celebraría de una forma especial: pintará su cabeza de amarillo y así desfilará en cualquier caravana en Guayaquil, en caso de que Barcelona consiguiera la estrella 14.
Así llegan a la concentración día a día hinchas jóvenes y, hasta niños, que buscan un recuerdo de los futbolistas, un recuerdo del equipo al que jamás vieron levantar un trofeo, pero con la convicción que esta será su primera vez.
Fuente: www.elcomercio.com