Es increíble la cantidad de manifestaciones de sentimiento que expresan los hinchas del Barcelona. Ese deseo reprimido ahora es hemorragia de amor.
Ese sueño que parecía hacerse pesadilla ahora es ilusión. Esa resignación por falta de alegrías ahora es esperanza. El gigante dormido ha despertado. Está de vuelta y a punto de ser campeón. Por eso el país está revuelto de felicidad.
La geografía futbolística ecuatoriana se ha convulsionado. Noticieros de televisión, diarios, programas radiales, solo hablan de Barcelona y su momento, de como el pueblo amarillo espera ansioso el instante supremo para gritar campeón. La cuenta regresiva parece interminable.
¿Será el miércoles o el domingo?. El día es irrelevante para el corazón de los barcelonistas, por eso sin esperar se volcaron a los sitios de venta de boletos para barrer con las entradas.
Pase lo que pase entre el Quito y Emelec, el domingo el Monumental recibirá otra vez al monstruo de 80 mil cabezas, para que explote de felicidad y gratitud con Barcelona, ese sentimiento que mueve masas y que es el fenomeno emocional número uno del Ecuador.
No en vano El Universo le dedicó páginas para estudiar y analizar el "efecto Barcelona" y su incidencia en el aparato productivo del país, con las consecuencias socio-económicas que ello significa. Barcelona ha vuelto y no hay fuerza mediática que se le resista.
Ecuador vive a ritmo frenético, y no es por la campaña electoral, es por obra y gracia de Barcelona. Y eso que todavía no es campeón.
Escrito por Carlos Víctor Morales
Fuente: Diario Super