El equipo canario derrotó ayer 2-0 a Macará, pero no pudo ser campeón por la victoria de Emelec sobre Técnico U.
La estrella 14 está en la palma de las manos de los toreros. La pueden sentir. La tienen muy cerquita, pero aún no pueden disfrutarla. Les falta el último paso.
Barcelona quedó tan cerca del título que incluso podría consagrarse sin necesidad de volver a la cancha. Este miércoles, tras el partido entre Deportivo Quito y Emelec en la capital, los canarios podrían alcanzar la corona si los eléctricos no suman los tres puntos.
Pero si Emelec gana, será suficiente un empate el próximo domingo en el estadio Monumental, frente al descendido Olmedo, para lograrlo.
Por ello, teniendo todo a su favor, la alegría torera en Ambato fue inmensa ayer. Apenas terminó el compromiso, con triunfo de Barcelona 2-0 sobre Macará, los jugadores levantaron las manos y fueron hacia donde estaban los hinchas, quienes ayer pintaron de amarillo el estadio Bellavista.
Juntos, como un solo puño y separados solamente por la malla de seguridad, empezaron a saltar y cantar: "Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones…". El arquero Máximo Banguera, quien volvió a ser vital para conseguir la victoria, practicó una vuelta olímpica. Caminó alrededor de la cancha, aunque fue para agradecer el apoyo masivo de los hinchas. Después, se sumó al resto para los festejos.
El DT Gustavo Costas estaba un poco más tranquilo. Él solamente se refugiaba en su creencia religiosa. Agradecía al cielo una y otra vez. A momentos también respondía los gestos de cariño que llegaban desde los graderíos. Levantaba la mano y saludaba.
Hubo un instante en el que la alegría por ganar el encuentro se convirtió en expectativa por asegurar de una sola vez la corona. Fue cuando en el estadio se enteraron de que Técnico Universitario consiguió un gol en Guayaquil. Era el descuento y faltaban pocos minutos para que termine ese partido. Si los ambateños igualaban, la vuelta olímpica sucedía en ese instante.
Después, cuando ese juego concluyó, los jugadores canarios retomaron el cántico con los hinchas. No quisieron continuar con los festejos porque, según ellos, aún les falta un poquito para armar la gran fiesta.
De todas maneras, salieron satisfechos por el rendimiento del equipo, principalmente en el segundo tiempo, en el que consiguieron los goles. En el primero, producto de la ansiedad por ganar, los toreros cometieron algunos errores y entregaron la iniciativa al Macará. De no ser por las intervenciones de Máximo Banguera, la historia pudo ser diferente. El arquero canario sacó al menos tres remates difíciles.
Pero, como el mismo Costas admitió después, en el segundo tiempo las cosas cambiaron. Barcelona fue más sólido. Le ayudó mucho llegar al gol por intermedio de José Amaya apenas iniciada la etapa de complemento. A raíz de la ventaja, cedió un poco la iniciativa y volvió a pasar sustos en su arco. De nuevo Banguera apareció para salvar el partido. Otro mérito canario fue pegar en el momento justo: cuando Macará era más ofensivo el Ídolo pegó por segunda ocasión, gracias al cumpleañero Narciso Mina.
Fuente: www.expreso.ec