El capitán Matías Oyola levantó ayer la copa de campeón del fútbol ecuatoriano, entre la euforia de los jugadores y con un marco inolvidable, en el estadio Monumental lleno en su totalidad de hinchas con camisetas amarillas.
Entre humo y papel picado, los jugadores saltaban en la improvisada tarima ubicada en el centro de la cancha. De un momento a otro, el enganche Damián Díaz, el jugador más ovacionado por los aficionados presentes, se bajó de la plataforma y corrió. Lo hizo con dirección a su madre, Nora Di Marco, quien estaba parada cerca de la banca de Barcelona.
El “Kitu” abrazó a su progenitora y le dijo: “El título va para vos, vieja”. De inmediato nuevamente abrazó a su madre y luego besó a su padre, César. Los padres de Díaz llegaron a Guayaquil el sábado para estar presentes en el momento cumbre de la carrera de su hijo. “Es una belleza. Me parece maravilloso que me haya dedicado todo, que me haya dado su camiseta, que haya dejado ver la copa. Di la vuelta olímpica con él. Es un momento increíble”, contó doña Nora.
Junto a ella estaba César, padre del jugador y Estefannia Bono, una de las mejores amigas de Damián. “Lo conozco desde chiquita, en el barrio (en Rosario). Siempre ha sido igual de loco. Es raro todo esto, porque Damián sigue igual con nosotros, pero para el resto de gente él es un grande, un ídolo. Recuerdo que se enojaba cuando perdía jugando a las cartas, jugando al fútbol. Él siempre fue muy competitivo, alguien espectacular”, destacó.
Damián regresó junto a sus compañeros. Después de unos minutos, el enganche volvió a donde estaba su madre, pero ahora lo hizo con el trofeo de campeón. “Vení para la foto”, le dijo el jugador a su madre.
Tras la vuelta olímpica, los futbolistas empezaron a correr hacia diversas direcciones de la cancha. Máximo Bangurera saltaba de alegría; Renzo Revoredo, con la bandera de Perú en su espalda, se tomaba fotos con los presentes; Hólger Matamoros también tenía una bandera, que era mitad de Barcelona y mitad de la provincia de El Oro.
Entre los más pasivos estuvo Geovanny Nazareno, quien no pudo jugar esta temporada por una suspensión. El lateral zurdo caminaba por la cancha con un semblante algo triste. “Gracias a Dios somos campeones. El próximo año ya vuelvo, estoy ansioso por jugar”, indicó.
Frickson Erazo cogió la copa y salió con dirección al arco sur del estadio. Atrás del pórtico se ubica la Sur Oscura. El defensa le dedicó el título a la hinchada. Los jugadores se empezaron a juntar y cantaron con los fanáticos.
La cancha se vació poco a poco y los futbolistas arrancaron con la caravana, que se inició a las 16:00 y partió del estadio Monumental. A su paso por las calles de Guayaquil, miles de barcelonistas hacían una calle de honor a sus héroes. El recorrido duró hasta la noche.
En la parte frontal del bus (un carro de dos pisos) se encontraban Banguera, José Luis Perlaza, Renzo Revoredo, Damián Díaz y los otros jugadores se ubicaron para atrás. En el último puesto estaba el estratega Gustavo Costas, quien tenía una bandera de Barcelona envuelta en el cuello.
Fuente: www.eltelegrafo.com.ec