Editorial escrito por Franklin Verduga:
Me gusta el fútbol. Siempre preferí este deporte a cualquier otra diversión.
Lo practique hasta los cincuenta años. En mil novecientos sesenta, mientras jugaba vistiendo la camiseta de la Facultad de Derecho, en el campeonato de la Universidad de Guayaquil, escuchábamos a una emisora radial que transmitía el partido que Barcelona Sporting Club jugaba en el estadio El Ejido de Quito para definir el titulo. El equipo amarillo se consagro campeón solo con jugadores nacionales. Nunca olvidare aquel dia, cuando celebrábamos los goles del Barcelona como si fueran nuestros.
Hemos sufrido demasiado tiempo para repetir esa felicidad que nos desborda, simbolizada en las lagrimas de mis nietos que nunca habían visto a Barcelona Campeón
Recuperamos nuestra identidad y orgullo deportivo. Nuestro club sufrió equivocaciones dirigenciales, pero, lo que vivimos los últimos años fue el infierno. No solo que tuvimos al borde de perder la categoría sino que dejaron a la institución, virtualmente en escombros.
Un bocón, para esconder su fracaso en la presidencia afirmo de manera audaz que "a Barcelona no lo salvaba ni Bill Gates". No olvidemos nunca a estos incapaces y audaces para que sean descubiertos y rechazados. Lograron records infamantes que los marcarán para siempre. Recordaré algunos resultados de esas nefastas administraciones.
Perdimos la hegemonía en los clásicos porque Emelec nos igualo. Nunca le pudimos ganar a Liga de Quito en nuestro estadio. No llegamos a ningún torneo internacional. El Nacional de Quito nos emparejo en el número de campeonatos. Por un pelo no perdimos la categoría y nos ahogaron en deudas, algunas, bajo sospecha...
La dirigencia torera ofreció entregar los resultados de la auditoria a la asamblea general de socios. Confiamos en que, por padrinazgos, no se oculte nada ni se arrope a nadie. Eso seria antitético. Hemos ganado la estrella catorce. El club esta en buenas manos. Para que nunca se repitan esos años nefastos hay que transparentar la verdad de lo ocurrido.