martes, febrero 05, 2013

LA AUDITORIA EN EL BARCELONA SPORTING CLUB.

Finalmente se realizo la sesión extraordinaria de socios del Barcelona para conocer la esperada auditoria externa ante la expectativa general del público y, especialmente de los hinchas barcelonistas, un documento de más de doscientas páginas con análisis técnicos, y de orden contable.

Los socios designaron una comisión para que en un plazo máximo de tres meses entregue un resultado que permita establecer responsabilidades civiles y penales de quienes dirigieron a la institución en los últimos cinco años.

Varias opiniones han expresado su decepción sobre este trabajo. Argumentan que los auditores se limitaron a señalar las irregularidades y montos pagados en varios rubros sin la firmeza de sostener quien o quienes son los autores de esta feria de millones que deja al club con una deuda de mas de dieciséis millones de dólares sin haber obtenido sino fracasos deportivos.

Me resisto a pensar que el actual directorio de nuestro querido club, por compromisos personales o de otro orden se quede en el camino en este asunto en el que se juega no solo con la solvencia económica de Barcelona sino con valores éticos que solo se recuperan con el escarmiento. Los actuales dirigentes repetidamente dijeron que entregarían la verdad caiga quien caiga y esa es la obligación ética porque de lo contrario debilitarían su credibilidad frente al Ecuador deportivo.

Cuando nuestro equipo de fútbol era avergonzado y derrotado en todas las canchas del país, al punto que tuvimos a un paso de perder la categoría, expresamos que era preferible un equipo que no fuera campeón pero con una institución decente. Los errores y las equivocaciones son posibles en el fútbol. Pero cuando se dan como una constante repetición dejan de ser tales para convertirse en infracciones que merecen ser investigadas en la justicia común. No olvidemos que los últimos presidentes, de manera arrogante y soberbia se negaron a renunciar lo que agrava su responsabilidad.

Confiemos en que la comisión designada destape la olla podrida.

Por Franklin Verduga