Dado el mal momento deportivo actual de Barcelona para mi es imposible no pensar detenidamente en la importancia que tenían aquellos que ya no están, unos no estarán más con nosotros como José Amaya, Renzo Revoredo, Narciso Mina y Miguel Ibarra, otra ausencia de peso es la de Jayro Campos por una complicada lesión de rotura de tendón de aquiles.
Me he dado cuenta de la trascendencia que tenían en el rendimiento futbolístico del equipo cada uno de aquellos quienes ya no forman parte de Barcelona, sobretodo porque sus "reemplazos" no han sido capaces de suplir la silenciosa labor de obreros que nadie se detuvo un momento a apreciar.
Es increíble ahora que me pongo a pensar en la falta de relevos que existe en la zona defensiva de Barcelona, recuerdo perfectamente cómo se sacrificaban defensivamente Revoredo e Ibarra, sin llegar a ser lumbreras que agradaban a todos, su trabajo era silencioso, sucio, mal visto, nunca ganaron un reconocimiento ni aplausos seguidos, no jugaban para la tribuna, no eran considerados "ídolos" pero su importancia iba más allá de una gambeta o un gol. Evitar el paso del rival y controlar los embates contrarios era su trabajo, no estaban en las fotos de los festejos de gol, pero ellos eran quienes con su sacrificio ayudaban a los defensores centrales para cuidar espaldas mutuamente.
La prensa deportiva siempre los criticó por su falta de desdoble al ataque, incluso una parte de la hinchada también reprochaba esto, pero ¿a quién le importa eso cuando se tiene una valla vencida muy pocas veces?, es increíble que teniendo defensores aguerridos, acoplados y que sabían perfectamente como jugar en conjunto los hayamos dejado ir.
No es momento para lamentos, pero es irónico que no haya sido hasta cuando hacen falta que uno da cuenta de la relevancia de estos elementos en el andamiaje de esa ahora criticada línea de 3 centrales y 2 laterales.
Seguro cuando Renzo Revoredo se fue a su natal Perú, ningún hincha fue a despedirlo, lo mismo con José Amaya quien siempre estuvo presto para relevar a los centrales cuando Campos, Erazo o Perlaza se iban al ataque en muchos de los contragolpes que Barcelona nos acostrumbró a ver, la clase con la que Amaya repartía el balón para los ofensivos o los momentos en los que sin más recurso debía hacer una falta en el medio sector para evitar un contragolpe del rival.
Para cerrar esta nostálgica nota ¿cómo no extrañar un delantero que hizo 30 goles en un campeonato y le marcó a todos los rivales en 44 fechas? La falta que le hace Narciso Mina a Barcelona es algo que puede herir el ego de muchos quienes lo insultaban cuando pasó por una corta mala racha.
Es increíble cuanto pesa la ausencia de los que ya no están.