Barcelona Sporting Club recibió en Guayaquil, en el estadio Monumental al Independiente José Terán por la fecha 4 de la primera vuelta del torneo local. El marcador final 2x5. Cabe destacar que es la primera vez en la historia de este estadio en donde los toreros reciben 5 anotaciones. Con este resultado los Toreros no salen del fondo de la tabla de posiciones y continúan con 2 puntos.
Para qué gastar tiempo en analizar un partido que quedará en la retina de todos y cada uno de los hinchas como el peor partido jugado en casa. Barcelona empezó perdiendo, como que quiso reaccionar pero al final entregó los “guantes”, el campo, el ritmo del partido, el resultado y hasta el honor a un equipo de muchachos que llegaba al Monumental a dar lo mejor de sí, sabiendo que no cobran super sueldos, que no llevan en la camiseta el título de “campeón 2012” y mucho menos abstentan el nombre de “Ídolo del Ecuador”.
Todos sabemos que el éxito de Barcelona en el 2012 se basó en individualidades más que en el juego colectivo. En cada línea había uno que salvaba los muebles: Banguera en el arco, Campos en la zaga, Matías Oyola en contención en la media, Díaz en la creación de volante, y Mina que metía goles hasta con el pensamiento. En la segunda etapa, llegó el apoyo que necesitaba tanto Kitu como Mina para crear una ofensiva eficaz: Arroyo.
El campeonato se acaba de conseguir hace solo un par de meses y este equipo era una máquina de hacer futbol, donde sus ejes eran simplemente los mejores jugadores en su posición en el país entero. Sin embargo, al pasar la página, a la hora de dejar el jubilo y la celebración atrás, y ponerse la camiseta de “vamos por la 15”, o la de “somos campeones y nos haremos respetar”, o la de “somos los mejores y lo vamos a demostrar”, no, los jugadores llegan a las cancha esperando que el título de campeón ya obligue al rival a entregarle los 3 puntos en una cajita forrada con papel celofán.
Parece increíble ver al señor Matías Oyola, a aquel guerrero, dueño de la circunferencia central de cualquier campo de juego del país, aquel luchador que en los momentos más bajos de su recorrido en Barcelona jamás bajo los brazos y siempre echó para adelante, este entregando un futbol de real y medio. Ni en el barrio se juega tan mal. Es algo que no se entiende y mucho menos se espera de un símbolo y capitán como él.
No se puede aceptar que Erazo, seleccionado nacional y baluarte de la Tri, supuestamente candidato a militar en el futbol europeo, esté demostrando un rendimiento paupérrimo, que no piensa, que está lento, que cometa horrores recurrentes en cada partido. ¿Cuál es la explicación para esto? ¿Cuál es el amor que siente por Barcelona y que se mata gritando a los cuatro vientos? ¿Será que la dirigencia no le ha pagado la renta del sitio donde vive? Cualquiera que sea la razón, no justifica para nada el rendimiento y el daño que le está causando al equipo.
Lo del Kitu, una de cal y una de arena. Unas pelotas las corre, unas pelotas las ve pasar, unas peloats hace un golazo, unas pelotas las pasa como genio, otras al que no debe y asi, va y viene sin ton ni son, va y viene como barco a la deriva y no enfrenta los 90 minutos su realidad en Barcelona: el de cerebro, el de organizador, el de coordinador, el de MEJOR JUGADOR DEL ECUADOR, no puede ser que esté desentendido de su rol dentro del equipo y no se eche el equipo al hombro en estos momentos bajos. Es inaceptable que ahora solo sirva para caratula de poster y no para alentar a sus compañeros a ir hacia adelante y a buscar los triunfos con sobriedad absoluta.
Mientras los antes mencionados están pasando por una crisis deportiva, Michael Arroyo, por el que su equipo mexicano está pidiendo 3 MILLONES DE DOLARES por su compra, se dedique a comer como descocido, a llevar la lengua de corbata en cada partido, a putear a medio mundo cuando el técnico lo cambia, y ahora a repartir puñetes en la cancha porque el rival lo superó y lo aplastó, en su propia casa. Espero que empiece a hacer conciencia y deje de portarse como un patán y se comporte como el campeón que hoy es.
En fin, esta hinchada les agradecerá inmensamente la 14 a estos jugadores hasta el último día de nuestras vidas, pero, no podemos aceptar que en este 2013, cuando esperamos conseguir muchos más éxitos, cuando nuestras esperanzas están puestas en ellos para alcanzar lo que alguna vez estuvimos a punto de conseguir y nos arrancaron de las manos y de las páginas de la historia del futbol latinoamericano.
Tampoco podemos ser ciegos y no reconocer que el profe Costas no ha pegado una. La plantilla titular no juega bien, los cambios que implementa son para no creer y en lugar de acomodar el equipo, lo jode más, los partidos se les van de las manos y no puede recuperar el rumbo. Está demostrado que el besar su amuleto no le da la victoria sino la preparación a conciencia de su dirigidos, el estudio a fondo de cada uno de sus rivales y la convicción de que Barcelona tiene que mejorar ahora porque no hay tiempo para nada más.
Toreros, Barcelona está mal, es cierto, pero el que nunca ha sufrido, ha llorado o ha puteado por este equipo, y se ha bajado de la camioneta a la primera crisis, no es hincha de verdad sino un miserable novelero. Hoy no es hora de bajar los brazos ni de pedir la salida de Costas, esto no es de borra y va de nuevo, esto señores es de aguante, de resistencia, no de velocidad.
Recuerden las inspiradas palabras de Droz en la canción Sangre de Campeón: “voy a estar aquí, yo alentándote hasta el fin, y si es de pelear, mi vida entrego”.
Abrazos desde USA,
Alexandra K. Ortiz