...Se desató la euforia contenida y apretada en el pecho de la mitad de los ecuatorianos. El primer tanteo de lo que viviría Guayaquil (y casi todo el Ecuador) si Barcelona ganase el título fue puesto en escena este último domingo... y sin venta de alcohol.
Es como si existiera una necesidad casi clínica de soltar toda esta vesania que ha poblado y crecido de manera incontenible en el alma de cada seguidor “canario”.
Después de acostumbrarse a sumar títulos (ganó la tercera parte de esos certámenes) en los primeros 39 campeonatos que se disputaron, de ser invitado fijo, de cajón, en cada fase final de los eventos que se organizaban a nivel nacional, después de haber sellado con robustez su posición como favorito en el corazón de los ecuatorianos; posteriormente a toda esta cosecha inigualable a nivel nacional, este club de color “amarillo” entró en una era oscura, de vacíos. Alguien decidió apagarle el éxito.
La gasolina que alimentaba frecuentemente el ánimo de cada barcelonista desapareció, no había cómo hacer rodar los carros de euforia. Como resultado, se inició un severo almacenaje de todo esto en una gigante bodega, a punto de estallar y generar acciones y reacciones pocas veces vistas.
La primera fuga en esta tubería se dio, llegó con una presión poderosa, explotó con el hecho de ganar la primera etapa, se sintió la potencia de ese chorro y lo que es capaz de hacer.
Pero... ¿qué pasaría si todo queda en solo una fuga?¿Sería peor aún si al final del ejercicio no se gana el torneo?
Es indudable, la frustración sería indescriptible, mas considero que no se compararía en magnitud a lo que ocurriría y cómo se transformaría el ánimo del hincha si Barcelona ganara el título.
Y este análisis pasa por lo social, sin embargo, no por lo deportivo. Tratar de entender en su totalidad el operativo logístico del pensamiento del hincha es imposible, lo que puede hacer o decir es tan impredecible, tan irracional, pero tan sincero a la vez.
Solo trato de visualizar las imágenes de lo que serían las calles de diferentes ciudades del país con un título de Barcelona. Habría trabajo extra para los barrenderos.
Como lo más probable es que el partido sea domingo, habrá varios detenidos por expender alcohol en día prohibido.
Algún semáforo de la ciudad terminaría por el piso... nada raro sería que alguien se cuelgue de él en señal de conquista.
El ausentismo a los trabajos al día siguiente sería el más alto del año. La cantidad de encebollados que se venderían al próximo amanecer romperían récords.
El tráfico de chistes en Twitter relacionados al rival de barrio de Barcelona colapsaría el sistema. Se repetiría el partido o gol que le dio el título a Barcelona unas 200 veces por TV.
Pasan los años que estoy metido en esta profesión y sigo admirando el impacto social del deporte en una comunidad, más aún con un protagonista “peso pesado” y con una poderosa influencia en la conducta de los humanos.
Énfasis extremo, Barcelona ganó la primera etapa, no el título... ¿Se imaginan si pasa lo que quieren todos los seguidores de este club? Muy fuerte, ¿verdad?
Escrito por Diego Arcos
Fuente: www.eltelegrafo.com.ec