miércoles, agosto 17, 2011

DIVIDE Y VENCERÁS

Fue Cayo Julio César quién pronuncio por primera vez la famosa frase; Divide et impera. En los siguientes dos mil años de historia, muchos han sido los personajes célebres -Winston Churchill entre ellos- que han seguido esta estrategia. Sin embargo, en términos de liderazgo, "divide y vencerás" es el más claro síntoma del séptimo de los pecados capitales del líder; "el síndrome del Cesar". El líder afectado, en lugar de crear equipos, los deshace, promoviendo entre sus miembros, el individualismo, la desconfianza y las guerras de poder.

Es exactamente lo que esta sucediendo entre los grupos de hinchas de nuestro Barcelona Sporting Club, en este momento, cuando más se necesita de la unión y la ayuda de todos, es un grupo de "barcelonistas" especialmente dirigidos a mi modo de ver las cosas, por un grupo de poder que estuvo enquistado en el club y ya no lo pudo estar más quienes han orquestado un maquiavélico plan para dividir a la hinchada de Barcelona, quienes se han propuesto a dividir a la hinchada en grupos y desatar una guerra entre los unos y los otros como si fuésemos enemigos quienes vamos a alentar al estadio a Barcelona; estos personajes protagonistas de la división no son precisamente los que vamos siempre al estadio, nos quieren ahora hacer creer que porque vienen una vez cada 2 años al estadio son más y mejores hinchas que muchos quienes han aguantado piedras y palos en las gradas por apoyar a Barcelona, nos quieren hacer creer que somos enemigos pero sin embargo todos los grupos a quienes quieren poner en confrontación nos ponemos la misma camiseta y en el estadio celebramos las mismas jugadas, los mismos goles, sufrimos por los mismos fracasos y queremos el mismo bienestar del club.

Tomando como analogía la máxima atribuida al emperador romano Julio César, cabe recordar que durante su conquista, los romanos sabían que sus rivales los superaban en número y así no podían enfrentarse a todos los pueblos a la vez. Para impedir la creación de un frente común, idearon la estrategia de firmar acuerdos individuales con cada uno de los pueblos conquistados. En estas firmas, imponían condiciones diferentes en cada caso: unos adquirían todos los derechos civiles romanos y otros, sólo algunos; a unos se les concedía autonomía municipal completa; a otros, parcial o ninguna. De esta manera, los romanos despertaban rivalidades y envidias entre los pueblos sometidos, muy ventajosas para sus fines; mientras lidiaban entre ellos, no se unían contra la República.

Retomando el tema de nuestro club, podemos ver, que mientras nos confrontamos entre hinchas, entre socios, entre agrupaciones, entre personas, son otros quienes gozan de inmunidad y hacen crecer su imagen a costillas de hundir a otros que lo único que han querido siempre es el bien del club. No podemos seguir permitiendo que grupos de intereses sigan desuniendo a la hinchada y desviando la atención hacia otros planos que no sea el objetivo único que es el refundar el club tan venido a menos durante la última década, sobretodo por la última administración en la cual se vio uno de los peores manejos y despilfarros que hayamos visto jamás, los enemigos de Barcelona son otros, no somos los que vamos a las gradas a alentar, no permitamos que la llegada de personas que siempre han sido ajenas al club cauce entre nosotros pugnas y confrontación, aquí no hay nada que demostrar, simplemente no debemos seguir cayendo en jueguitos absurdos e impidiendo el trabajo de las distintas agrupaciones que buscan únicamente colaborar con el club de uno u otro modo.

La objetivo de dividir los grupos es propio de un líder en decadencia, un líder que padece el "Síndrome del César". Las consecuencias de esta estrategia son  que los grupos, en lugar de aunar esfuerzos, intentan restar el de los demás. Proyectos que se eternizan, iniciativas bloqueadas y una interminable cadena de conflictos son el legado de este pecado del liderazgo.

Dicho lo anterior, hago una invitación a la gente a darse cuenta de que en este preciso momento, no podemos seguir creyendo que los enemigos llevamos puesta la misma camiseta, todos somos Barcelona y no podemos permitir que nos hagan pelear una guerra entre hinchas que no beneficia en nada a nuestro equipo, la discordia proviene de un grupo que ni siquiera va al estadio ¿por qué habríamos entonces nosotros -que somos fieles asistentes al estadio- confrontarnos y librar una guerra para satisfacer el ego de unas cuantas personas? ¿acaso no fueron esas mismas personas quienes tomaron a título personal la defensa de la peor administración de la historia? ¿no han visto cómo siguen alabando y ensalsando al peor presidente de la historia de Barcelona? ¡Basta! ¡No caigamos en esta pantomima!

¡Un sólo puño los toreros!

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