El 24 de marzo de este año el futbolista de Barcelona Freddy Olivo fue detenido por atropellar y matar a un transeúnte. El mediocampista conducía una camioneta en la cual había botellas de cerveza y luego se conoció que había estado divirtiéndose con unos amigos. Eran las 07:30 y pocas horas después sus compañeros encararían en Quito un partido del Campeonato Nacional. El jugador, que no ha tenido regularidad en el equipo de Costas, decidió celebrar por no ser convocado.
La semana pasada, después de la victoria de Barcelona sobre Liga de Quito, Giovanny Nazareno y Juan Carlos Paredes se fueron a celebrar con amigos y amigas, tras lo cual los dos jugadores fueron acusados de violación a una mujer que estaba con ellos. El caso de Nazareno es más llamativo, ya que este año volvió a las canchas tras una larga suspensión por dopaje y su comportamiento debería ser poco más que impecable. Estos ejemplos dejan a la vista algo que se comentaba: la falta de autocontrol de los jugadores una vez que salen del estadio Monumental.
Parecería que algunos siguen celebrando la corona 14 y no se dan cuenta que eso ya es historia y que su presente es otro muy distinto al del año anterior. ¿Cómo se explica que dos futbolistas que se dicen profesionales tomen bebidas alcohólicas hasta altas horas de la noche entre semana? Al día siguiente tenían que ir a entrenar. ¿En qué condición lo hicieron? ¿Nadie se dio cuenta de su estado, o simplemente lo dejaron pasar?
Muchos futbolistas creen que ser profesionales es cobrar su sueldo. El profesionalismo implica mucho más que eso. Muchos especialistas hablan de la preparación invisible, aquella que se hace cuando se deja el estadio, cuando se tiene tiempo libre. Hay quienes buscan actividades familiares, o prefieren ir a un gimnasio o simplemente descansar.
La disciplina en la vida es fundamental. Hay ejemplos claros de lo que se puede conseguir con una vida ordenada y disciplinada, así como hay dolorosas muestras del abismo en el que han caído quienes no supieron asimilar la fama y el dinero que les llegaron por el fútbol, y que al final lo perdieron por sus decisiones equivocadas.
Escrito por Rodolfo Mazur Oyola para Diario Expreso