lunes, marzo 18, 2013

El error de creer que ser futbolista es ser un monje

Muchas personas a ratos se horrorizan cuando se enteran que un futbolista estuvo en una discoteca, o está saliendo con una chica o anda de novio con alguna otra, por lo general censuran que sean relaciones con personajes de farándula, con modelos o con cualquier otra persona que consideren "nada que ver" con el ambiente futbolístico donde se desarrollan.

Muchas personas se han convencido que los futbolistas sólo pueden patear pelota y no vivir una vida normal  con círculos sociales y visitas ocasionales a algún sitio ya sea turístico o de diversión nocturna como la que tiene cualquier persona.

¿Crees realmente que sea mucho problema que tengas una enamorada cuando tu profesión es ser futbolista? Me parece un pensamiento demasiado egoísta que lo comete un alto porcentaje de gente, pues bien, lo que hay que hacer es replantear la censura. El problema no es tener novia ni tener sexo, esto no está contraindicado para la actividad deportiva en general, el problema radica en los excesos, las famosas "comepiernas" por lo general rondan a los deportistas, las "comepiernas" son el equivalente deportivo a las "groupies" del mundo musical.

Las groupies son por definición admiradoras que buscan intimidad física o emocional con músicos famosos o  celebridades de la farándula para ganar algo de reconocimiento o fama. Las "comepiernas" son lo mismo que las groupies pero se desenvuelven en el ambiente futbolístico.

Cuando los futbolistas son tentados a vivir un ambiente festivo todo el tiempo es cuando este tipo de relaciones se convierten en problema, cuando se sacrifican las horas de reposo que sirven para la regeneración muscular y producto de ello el rendimiento del futbolista decae es cuando esto se convierte en un problema.

Entiéndase que en ambos casos el problema no es la relación en sí, sino el exceso al que pueda llevar esta relación pero hay que puntualizar que todo un siempre el saber llevar una relación depende del profesionalismo del deportista, mientras se guarden respetuosamente los llamados "entrenamientos invisibles" no se convertirá en un talón de Aquiles.

Los futbolistas que no saben poner límites al modo de llevar sus relaciones son los por lo general ven su rendimiento muy afectado y no necesariamente puede ser que esta relación sea la culpable sino el hecho de no saber hasta donde llegar con sus libertades o no saber hasta dónde es saludable disfrutar de la misma.

Cualquier futbolista puede beberse una cerveza o un buen whisky  tener una novia con la que comparta una relación sentimental, es imposible que los futbolistas sean monjes que solo vivan para hacer deporte y acondicionamiento físico; es saludable para cualquier persona en su cabales tener una relación sentimental, pero hay que ser muy inteligente para saber poner los límites que le permitan llegar al balance adecuado que no haga que su rendimiento deportivo decaiga.

De igual manera es sumamente importante que los futbolistas sepan con qué amigos quedarse y con cuales no, muchas veces el ambiente del barrio donde los deportistas se criaron de niños no es el más idóneo para visitar en la actualidad pues por lo general el pecado que se comete es el exceso de la bebida.