El técnico argentino Luis Gustavo Soler llegó ayer a Barcelona sin prometer que ganará el título, sin quejarse del plantel que a él no le tocó armar, pero con la ilusión de quedarse más tiempo que los seis meses para los que fue contratado.
“Alcanzar el primer lugar ya es muy difícil (Barcelona es décimo entre doce equipos, con apenas 4 puntos). El objetivo será alcanzar un cupo a Copa”, dijo el entrenador en la conferencia de prensa que brindó luego de su primer entramiento, que ayer fue a puertas cerradas en el Monumental. El extécnico del Deportivo Cuenca entre el 2010 y el 2012 reconoció que no era la primera opción para dirigir al cuadro amarillo tras la salida de Gustavo Costas, pero que aún así era un “gran desafío” dirigirlo.
Su contrato fue arreglado en apenas siete horas, dijo el adiestrador que tras su paso por Cuenca se quedó a vivir en Ecuador. “Yo quería seguir dirigiendo acá (en el país), rechacé propuestas de afuera y de equipos de aquí porque quería dirigir a un grande... a Barcelona no le podía decir que no, sería como decirle no a un dulce de leche”, mencionó Soler.
El estratega contó que su llegada a Barcelona fue tan rápida que dirigió ayer su primer entrenamiento aunque todavía no había hablado con el presidente del club, Antonio Noboa. De las últimas posiciones en que está el equipo dijo que “visto desde afuera”, se enfocó más en la Copa Libertadores y luego en la Sudamericana, lo que no le permitió tener un buen arranque en la primera y en la segunda etapa, respectivamente.
Sobre el juego desordenado y sin ideas que se ha mostrado no quiso hablar, tampoco de supuestos actos de indisciplina, aunque hoy informará a sus jugadores “las normas de convivencia” con que él se maneja. Y en relación a la nueva cuota extranjera, Soler enfatizó que “no se reemplazó por características al Kitu Díaz” y que “a simple viste no hay otro igual”, pero esperará a ver qué aportan los refuerzos foráneos.