La dolorosa noticia del deceso de Galo Roggiero Rolando me llegó instantánea y puntual, con la velocidad de las comunicaciones modernas, pese a la distancia. Igual se agitaron los recuerdos de los lejanos años que compartimos en nuestro viejo barrio cuando yo era un escolar y Galo el estudiante del Aguirre Abad que soñaba en convertirse en economista. Me parece verlo y escucharlo en aquellos años, de pie en el portal de su casa, frente a la mía.
Roggiero ha muerto pero su nombre queda en la historia de Barcelona como el dirigente joven que se atrevió a asumir la presidencia del club sin tener experiencia ni recursos económicos en una época difícil. Que llevó al club a conquistar títulos, a fichar jugadores inolvidables, a llegar a una semifinal de la Copa Libertadores y a incorporar nombres que parecían imposibles de contratar.
Construyó equipos inolvidables y fue artífice de títulos históricos como presidente del club y como titular de la Comisión de Fútbol cuando fue llamado por José Tamariz, entre 1980 y 1981, y juntos consiguieron el bicampeonato. Presidió luego la Federación Ecuatoriana de Fútbol (1994-1998) y volvió a Barcelona (2006) cuando el club era modelo de boato y dispendio, heredados de otras administraciones y no pudo poner el orden que se requería.
Todo eso se conoce y lo recogerá la historia. Pero los que conocimos a Galo desde antes sabemos que fue un apasionado del balompié desde los tiempos del fútbol barrial.
Están en mi memoria en este instante como si estuviera en el balcón de mi vieja casa admirando las habilidades de Galo Aspiazu –quien corría imitando a Basilio Padrón, de Río Guayas–, a Luis Gómez, los hermanos Guadalupe, Camilo López y Pepe Julio Moreno que fueron campeones de boxeo, David Ribadeneira y con ellos Roggiero, quien se preocupaba porque siempre hubiera en su equipo un buen arquero, por lo que escogía siempre al popular Empanada Murillo que luego tapó en Chacarita Juniors. “Eso me sirvió luego cuando presidí Barcelona. Lo primero que hice fue fichar a Luis Alayón, Jorge Phoyú y Ángel Macías, al que compré al Español de César Maruri”, me contó un día Galo mientras mirábamos correr las aguas del Guayas en el balcón de su departamento que se quemó.
No era Galo de los más habilidosos. Me consta que “la movía” un poco, sin aspiraciones de estrella. Nadie le quitaba, sin embargo, su afán pelotero. Entre los aspirantes a economistas se formó en 1956 el equipo que iba a disputar el Interfacultades. Allí estuvieron Enrique Mosquera, Carlos Holguín, Jorge Orozco, Eloy Solano, Carlos Farah, Pedro Ortiz, Martín Costa, Julio Martínez, Elías Mora Montalván, Gustavo Castro, Manuel Lombeida, Jacinto Balseca y Galo Roggiero.
Su primer empleo fue el de jefe del departamento de Estadística del Municipio de Guayaquil en 1960. Alguien tuvo la idea de organizar un torneo interdepartamentos municipales y Jorge Chompi Henríquez formó un equipo. Como era lógico cualquiera podía quedar fuera menos el jefe. Galo jugó de interior derecho, al lado de Víctor Venado Arteaga y como abastecedor del legendario Sigifredo Chuchuca. Me contó hace mucho tiempo que pudo ser actor de un golazo pero todo quedó en la anécdota. Arteaga ganó la raya de fondo y levantó un centro a media altura. Galo intentó una palomita. El balón rozó su abdomen, su cabeza quedó muy lejos del impacto y fue a parar al fondo del arco, enredado en las piolas. Enrique Vergara, que era el árbitro, tuvo que detener el encuentro para que desenredaran a Galo, mientras Chuchuca le reclamaba el haberle quitado un gol hecho. Allí se despidió del fútbol activo.
En mayo de 1967 el siempre diligente Leonardo Velásquez lo visitó en la Gobernación del Guayas, donde Galo era secretario, y le propuso la presidencia de Barcelona. Pocas horas más tarde era elegido. Recibió trece jugadores y poco después ya eran 35 gladiadores los que defendían la divisa del club.
En 1971, en dupla con Áquiles Álvarez (presidente torero; Roggiero encabezaba la Comisión de Fútbol) hizo explotar el ambiente nacional al firmar al famoso Alberto Spencer. Barcelona ganó el título ese año y fue semifinalista de la Libertadores, con la victoria ante Estudiantes de La Plata incluida. Esa campaña logró el bicampeonato con Otto Vieira (DT).
Un infortunado accidente, el 8 de diciembre, fue el prólogo de su fallecimiento. Los que sobrevivimos del viejo barrio sentimos la desaparición de Galo Roggiero, como la de Fernando Cordero Egas, también de Pedro Moncayo y Clemente Ballén ocurrida 24 horas antes. Ya quedamos pocos, pero no mueren los recuerdos que nos unirán toda nuestra larga vida.
Canario hitos de Roggiero