El resultado de la Noche Amarilla tiene diferentes lecturas que hay que saber valorar. Para los dirigentes fue una noche positiva. La afición respondió al llamado que hicieron y llenaron las graderías del estadio Monumental Isidro Romero. Parecía que no se lograría una asistencia mayor, pero poco a poco los caminos que conducen al "Coloso del Salado" se fueron congestionando con miles de hinchas que pugnaban por llegar.
Con los precios que se establecieron para el evento y la asistencia recibida, los dirigentes aliviaron en algo su alicaída situación económica.
En lo futbolístico, es evidente que el técnico está trabajando en su idea y la formación abridora que utilizó dejó en evidencia que quiere saber qué alternativas tendrá al momento de tener que recurrir a la banca de suplentes. Estuvo claro que había mucha ansiedad en los jugadores. El excesivo "entusiasmo" con el que llegaban a la disputa de una pelota así lo evidenciaba, aunque en algunos momentos eso también dejó al descubierto ciertas falencias técnicas que deberán ser muy trabajadas.
El sábado en la noche parecía que a ciertos jugadores del Barcelona les cuesta adaptarse al balón con el que se disputará el campeonato nacional, el Brazuca, con el que también se jugará el Mundial. En el encuentro ante el César Vallejo, que terminó 0-0, varios integrantes del plantel torero tuvieron problemas para controlar la pelota. En más de una ocasión se vio a jugadores que al intentar dominar el esférico, este les rebotada y se iba varios metros adelante. Uno de los que más dificultades tuvieron fue el zaguero Anderson Ordóñez, que dio algunos rebotes que llegaron a delanteros rivales.
La defensa inicial estuvo constituida por futbolistas rápidos por las bandas, pero en el centro se evidenció un problema. Luis Checa constantemente pasaba de derecha a izquierda, intentando cubrir los errores de Ordóñez y dejaba un espacio que no era cubierto.
En el medio campo, nuevamente todo el peso del equipo recayó en Matías Oyola, quien como en los viejos tiempos debió estar colaborando en la marca y luego generando el juego ofensivo, sin tener un acompañante adecuado en la labor creativa. Los toreros necesitan un generador que alivie la carga de Oyola y que más bien tenga en el "Pony" a su socio.
En ofensiva es donde menos preocupaciones hay. Pese a que el partido terminó 0-0, aún no se ha visto en su plenitud a la dupla Laurito-Nieto, en la que los toreros tienen cifradas sus esperanzas de gol.
Fuente: Expreso