Escuche a Pablo Saucedo y la frase que él dijo refleja lo que emocionalmente siginifica el Barcelona de hoy: "si no se sufre no vale". Y la gente que empieza feliz, padece y empuja, pero termina gozando.
El final es lo que cuenta para ellos. 51 mil personas en el Monumental ante el Cuenca. 30 mil frente al Manta, 30 mil ante José Terán. 111 mil en tres partidos. Y sin rivales pepas a la vista. La hinchada se mueve por el sentimiento que despierta éste Barcelona de Zubeldía. La respuesta del público conmueve.
Su presencia compromete. Por eso Díaz no quiso salir pese a estar lesionado y esa muestra de entereza tuvo una sublime recompensa al final. Por eso Hurtado hizo su mejor partido desde que volvió a Barcelona. Por eso Duscher sostiene y empuja. Wila choca y anota. Barcelona juega y pone. Ordenado, aplicado y con actitud ganadora hasta el final. Con ese incansable aliento que bajaba desde la tribuna nadie podía bajar los brazos.
El sentimiento amarillo a flor de piel. Un equipo que se sostiene y pelea porque hay compromiso. Pero si es el mismo plantel de antes??. Sí, pero hay seriedad, orden y respeto en la dirigencia. Hay cabeza y responsabilidad.
Eso lo valora la gente y va al estadio a apoyar. La confianza volvió. Los buenos resultados provocan alegrías y hacen que las tardes en el Monumental sean una fiesta.
Eso sí el pueblo amarillo no olvida al causante de sus desgracias, por eso le dedicó su merecida pifia al autoproclamado socio No 1 que nunca fue a votar. La fiesta es sin paracaidistas.
Tomado de: www.studiofutbol.com.ec
Twitter: @CarlosVictorM
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