Sin duda alguna el gran protagonista del 2012 en el fútbol ecuatoriano fue el Barcelona Sporting Club. Después de catorce años y monedas, el equipo más popular del país volvió a la gloria.
Todo comenzó el año pasado. Barcelona cumplía con la sucesión que sus estatutos ordenaban y los hermanos Noboa, de la mano de Antonio, llegaban como el cambio tras catorce años de ideas caducas con distintas caras en lo institucional.
En lo deportivo 2011 volvió a ser de sequía, pero sirvió para fundir la loza, establecer nuevos procesos internos y emprender el viaje de regreso a la gloria. Fue 2012 el año tan esperado por la hinchada que es mayoría en el país; un título que desde un comienzo se sintió en el ambiente.
Luis Zubeldía dejó estructurado el equipo. Es imposible dejar de lado al irrasible director técnico argentino, que pese a su carácter, armó una plantilla plagada de talento; la conjuntó y dio el primer paso hacia el éxito. Un par de traspiés lo condenaron, a tiempo con el diario del lunes bajo el brazo, pero al final la llegada de Gustavo Costas fue oportuna.
Justamente Costas y la contratación de Michael Arroyo para la segunda etapa del Campeonato Ecuatoriano de Fútbol, fueron los corolarios que un equipo rico en cantidad y calidad, disfrutó para cristalizar los 83 puntos que hicieron a Barcelona el ganado de la primera y segunda etapa; convirtiéndolo así en el campeón absoluto e inédito de la Serie A.
La base de la Selección viste actualmente sus colores, y las formaciones ideales de la temporada cuenta con una gran mayoría de toreros con seguridad. Ahora el reto es mantenerse siendo protagonista.
El horizonte amarillo da para que su hinchada se ilusione. Es verdad que su participación no ha sido abrumadora en este mercado de transferencias, pero nadie debe olvidarse de que al actual equipo, renovado y con contratos a largo plazo, le bastarán un par de retoques para ser, a priori, el mejor, en nombres, del fútbol nacional.
Lo que se viene es más grande y ambicioso. La posibilidad de retomar viejas glorias continentales, aquellas que los llevaron a ser subcampeones de América en 1990 y 1998, están al alcance de la mano. Hay que superarlas. Es necesario volver a ser el equipo de siempre, que por ahora ya es campeón, pero que sueña con más.
Barcelona está bien, y cuando lo está, el fútbol ecuatoriano también. Los estadios se verán colmados de su hinchada cada fin de semana, los clubes querrán oponer resistencia y los directivos contrincantes harán su mayor esfuerzo para que sus equipos sean capaces de hacerlo. Por eso, Ídolo.
Fuente: Fútbol Ecuador