Kevin Granda Beltrán aprendió a ser barcelonista por herencia paterna. Su progenitor, Alberto Granda, es hincha torero desde muy pequeño. Por eso le enseñó a su hijo el amor por la camiseta amarilla.
Hoy, este marino mercante en servicio pasivo ve sus días pasar entre su casa de la cooperativa Los Lirios y el Palacio de Justicia, tratando de lograr la libertad de Kevin, quien completa 32 días privado de la libertad.
El joven, quien cumplió 18 años el pasado 30 de marzo, es uno de los 14 hinchas de Barcelona que permanecen detenidos desde el sábado 19 de mayo por la agresión al policía Jefferson Burgos Bravo. El gendarme recibió una pedrada en la cabeza al término del partido entre el Ídolo y Macará, estuvo varios días hospitalizado y ya fue dado de alta.
Ayer, frente a la Presidencia de la Corte, en el quinto piso del Palacio de Justicia, las lágrimas de impotencia y rabia se mezclaron con los gritos de "libertad, libertad" que lanzaban los familiares de los aficionados presos. Reclaman pues no entienden por qué estos siguen tras las rejas si 15 personas del grupo de 29 que fueron detenidas aquella noche, ya fueron puestas en libertad.
La esperanza está en los recursos de amparo de libertad que presentaron y que deberán ser resueltos por el presidente de la Corte, Francisco Morales. Ayer hubo 6 audiencias, luego de las cuales el funcionario dispuso oficiar al juez 28 de lo Penal del Guayas para que le envíe un informe y al juez primero, para que le remita los procesos.
Los familiares tuvieron que recurrir al presidente de la Corte porque el fiscal que conoce el caso, Kléber Beltrán, no se ha presentado a dos audiencias, las cuales han resultado fallidas.
ESPERA INFRUCTUOSA.
Ayesca Sánchez llegó desde muy temprano a la Presidencia acompañando al resto de familiares. Entre ellos se ha formado una amistad nacida de su lucha conjunta contra lo que consideran una injusticia.
La audiencia de su hijo Álex Adrián Saltos Sánchez, de 21 años, fue la última en realizarse, después del mediodía. Ella confiaba en que tal vez recibiría la noticia tan anhelada. Pero a las 13:00, con los ojos humedecidos por el llanto, tuvo que ver a su vástago salir esposado, de nuevo rumbo a la Penitenciaría del Litoral. No se había tomado ninguna resolución. La espera fue en vano.
"Ha sido un infierno, he hecho de todo para que mi hijo salga libre", afirma la mujer, mientras comenta que Álex trabajaba en el área de logística de una empresa de transportes pesados, estudia tercer año de Comercio Exterior en la Universidad de Guayaquil y lleva 12 meses de Auditoría en la Universidad Católica. "Ya perdió el trabajo porque lo esperaban 15 días, pero ya lleva ausente más de un mes".
Ella no se explica la detención de su hijo, pues este salió 20 minutos antes de que se acabara el partido y estaba esperando a que lo recogiera su padrino por el puente de la 17. "Iba con la novia y un amigo, a ella la alcanzó a embarcar en un taxi y luego lo detuvieron. Le rastrillaron una pistola. A él le pusieron electricidad, lo golpearon con hebillas de correa".
Alberto Granda considera que las detenciones fueron arbitrarias. A su hijo lo aprehendieron también por el puente de la 17, lejos del lugar de los hechos, mientras tomaba cola en una tienda. "Lo tiraron al piso, le apuntaron con una pistola, le lanzaron gas pimienta. En la ropa aún se siente el olor".
Su hijo, así como muchos otros detenidos, está afectado psicológicamente. "Es la primera vez en su vida que está detenido. El regalo por sus 18 años fue ir a la cárcel, solo por ser hincha de Barcelona. Ese día él llevaba la camiseta del Ídolo y solo por eso lo cogieron".
El joven tenía previsto incorporarse este año como bachiller en el Instituto Nacional Galápagos, pero la familia ignora si será recibido de nuevo en el plantel o si ya perdió el año.
Además, arguye el progenitor, todos están siendo juzgados dos veces por el mismo hecho, pues el comisario cuarto de Policía ya los sancionó.
Lucía Vera también agota recursos para sacar de prisión a su hijo Raúl Matamoros Vera, de 20 años. Según ella, "cuando el partido terminó, él salió del estadio con dos amigos y se fueron a tomar un jugo por el puente de la 17. Ahí la Policía los detuvo. Los dos compañeros ya salieron libres y Raúl sigue preso".
El muchacho está en segundo año de Sistemas Multimedia en la Universidad de Guayaquil, donde tiene una beca. Lucía teme que su hijo pierda la beca por estar detenido.
Afirma que la audiencia de Raúl fue el 8 de junio y hasta ahora no hay ninguna respuesta del presidente de la Corte. "No sabemos qué va a pasar. Yo pienso que hay una presión para mantenerlos tras las rejas, pero lo que están haciendo es perjudicar a estos jóvenes".
Aldo Kevin Peñaranda Flor, de 19 años, está en sexto año en el colegio Gonzalo Cabezas y trabaja en un negocio familiar de tapicería. Ayer se realizó su audiencia y ahora la familia solo espera la decisión del presidente de la Corte. Todos los padres lamentaron el percance acontecido al policía Burgos, pues se trata de una persona joven, pero también rechazaron lo que ocurre con sus familiares. Para Lucía Vera, "están buscando un culpable y quieren hacer pagar a justos por pecadores".
Juan Carlos Holguín - Guayaquil
Fuente: www.expreso.ec