Editorial de Carlos Víctor Morales que destaca el renacer de este nuevo Barcelona y la ilusión que hay ahora en los barcelonistas.
Linda tarde de domingo en Guayaquil. Sol y fútbol en el Monumental. El Barcelona de Zubeldía que invita y convoca. Y también gana. Con algunos apuros, pero gana.
Nada es como antes. Esa pesadilla de los últimos años poco a poco va quedando atrás.
El mismo Manta que ahora perdió, antes venía y ganaba en un estadio colosalmente vacío. Los insultos ahora son aplausos.
Las ofensas ahora son cánticos. Las pifias ahora son aliento. Ya nadie se retira con bronca antes de los 90 minutos. Ahora los 40 mil amarillos le pusieron fe a la victoria que llegó sobre la hora. Y es que la gente empujó para que el gol de Oyola sirva para ganar tres puntos claves, para mantenerse en un segundo lugar todavía distante del Quito, pero en Barcelona nadie habla de bajar los brazos, al contrario, hay sonrisas de esperanza.
Cerrar el año peleando algo importante alimenta la ilusión de todos. Antonio Noboa y su equipo de trabajo despiertan confianza, se nota otro manejo con transparencia incluida. Y el pueblo amarillo así lo entiende, por eso apoya. No interesa contra quien se juegue, lo prioritario es ir a la cancha para gritar y cantar, para transmitir esas ganas que se siente cuando hay tiempos nuevos.
Es indudable que en Barcelona se respiran otros aires, dentro y fuera de la cancha. Por ahora me quedo con lo que vi en las tribunas. La impactante postal de la mancha amarilla pintando las gradas del Monumental y cantando.
Las tardes de tristeza ahora son de sonrisas e ilusión. El pueblo vuelve a creer. Noboa, Zubeldía y el equipo, sienten que la mitad más uno del Ecuador está otra vez con ellos.
Por: Carlos Víctor Morales
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