El Barcelona de Guayaquil jugo la cuarta fecha del campeonato local en su estadio, el Coloso del Salado, el estadio Monumental Banco Pichincha. Su rival de turno fue el Club Deportivo Olmedo, que venía la fecha anterior de golear a El Nacional, pero esta vez se encontró con un equipo torero con ganas de ganar en su casa y lo logro con un hermoso gol tejido por sus jugadores argentinos y en donde Damián Díaz se estreno con su primer gol de la temporada. Barcelona gano 1 – 0 y sumo 7 puntos, quedando en la tercera posición de la tabla.
Honestamente esta vez no se va a poder hacer una evaluación del primer tiempo porque solamente esta servidora logró escucharlo intermitentemente, ya que el internet local decidió irse al infierno y dejarme sin ver el partido. Pero por lo que he logrado escuchar el día de hoy, los toreros fueron una tromba en los primeros 30 minutos de juego donde su mejor elemento fue sin duda el recién llegado refuerzo argentino, Damián Díaz.
Sin embargo, el segundo tiempo lo vi enterito y de ese sí puedo comentar, y con grato placer vi a un equipo amarillo con ideas claras, con gente ubicada donde debe ser y con pocos errores en sus líneas. Aunque el defecto de siempre no se logra superar aun y según como van las cosas, no se podrá corregir este año: los delanteros no aportan con goles.
La productividad goleadora de los porteños es simplemente paupérrima. Y es con pesar que nos toca reconocer que ya no queda duda que lo de Pablo Palacios en el 2008 fue simplemente suerte. Ya que de otra manera no se puede explicar cómo es que cuando está en cancha merodea por todos lados pero sin efectividad. No se sabe cuáles son las razones para el tan pobre rendimiento de este jugador por los últimos 3 años. Pero una cosa sí es cierta, Díaz va a mil por hora y Palacios ni se entera.
Por otro lado tenemos a Borghello. Este es otro que llego a Barcelona costando tanto dinero y ahora ni suena ni truena. El argentino es un fantasma que no sabe si ataca, recupera, genera o simplemente corre. Optamos por pensar en esto último. Se le ha pagado para correr, correr y correr. Las pelotas que Díaz le logro poner a Borghello, este las desperdicio todas. Este “goleador”, se da el lujo de ni siquiera poder acarrear marca para así dejar más espacio a un compañero.
Y si seguimos con los delanteros tenemos a Angulo que es un chico que corre a todas, que intenta, que pone ganas pero que le falta todavía mucho por aprender. Al parecer tuvo dos oportunidades claras en el primer tiempo, pero no pudo hacer daño con cabezazos que se fueron muy desviados. Y lo de Wila es pura fuerza bruta, sube, corre, empuja, hace faltas, pero ni domina, ni habilita, ni se sabe posicionar mejor ante las habilitaciones de algún compañero.
En fin, la delantera torera da mucho que desear. Sin duda esa será una de las posiciones que se deberán reforzar para la siguiente temporada si es que esperamos que este Barcelona mejore en producción goleadora. Seguramente ya los dirigentes y el técnico tienen que estar estudiando carpetas y videos de gente que pueda resolver ese “pequeño” detalle que es parte del futbol.
Ahora, no podemos tampoco negar que la delantera no es lo único que hace falta en los toreros. Ya que hay ocasiones que los centrales le sacan el alma del cuerpo a más de un hincha amarillo. Los errores no son constantes en cada partido, pero sí son muy graves. Al capitán se lo bailan al menos una vez por encuentro y esto genera casi medio gol para el equipo contrario. Y del “karateka” Perlaza pues no podemos seguir ahondando en algo que ya raya en la repetición y el aburrimiento.
Lo que al parecer ha mejorado mucho con el ingreso de Díaz es la media cancha, ya que Oyola lo complementa muy bien. También cabe resaltar las intermitentes buenas actuaciones de Daniel Mina. En el partido ante el Olmedo, hubo ocasiones en que supo defender, cortar, recuperar y pasarla bien, claro todo dentro de lo rustico de su juego y sus limitaciones.
El otro que deja mucho que desear también es Ibarra. De ese seleccionado al que Vizuete llamo con gusto, no queda ni la sombra. Duda mucho al momento de subir, no puede habilitar correctamente y tampoco baja con rapidez a cubrir su posición lo que causa que toda la defensa quede descompensada y el arco de Bangueras corra muchos riesgos. Esta es otra posición que se debe reforzar.
Ahora, no todo es malo en el equipo barcelonista. Ya que tan solo en meses, como por obra y gracia del Espíritu Santo han aparecido juveniles en el equipo. Ya Barcelona cuenta con De La Torre, Quiñones, Cruz, Oyola, y ahora Suarez. Lo que demuestra que talento hay, sino que simplemente no se toman el tiempo de encontrarlo, pulirlo y utilizarlo para bien del club. Y no olvidemos el goleador con que hoy cuenta El Nacional, Juan Luis Anangonó, también salió de las inferiores amarillas.
El chico Oyola corre bien su lado, tiene una visión clara de cuando subir y qué hacer con el balón. Aunque aun lo traicionan sus novatadas al momento de regresar a su posición y cubrir al contrario. Pero sabe juntarse con Matías Oyola, y hasta con Matamoros. Ahora que se cuenta con Díaz en la media, sería interesante que se pudieran armar paredes efectivas aprovechando el dominio y velocidad de todos estos jugadores. Sin duda sería una buena opción para atacar con claridad y profundidad al contrario.
En este Barcelona se nota la mano de un técnico que está trabajando no solo en manejo de balón, sino en jugadas en movimiento en la cancha. Ahora los pases en profundidad no se lanzan a lo loco y los balones aéreos no son pelotazos a la olla, sino que toda pelota sabe donde tiene que llegar y cuál es su destinatario, y este está listo a tomarla para o seguir la jugada por sí mismo o pasarla al compañero que ya sabe donde tiene que estar ubicado.
El gol llega gracias a una excelente jugada de los tres argentinos. Borghello por suerte decidió voltearse en el área y abrirla para Matías Oyola por izquierda para que este, como siempre, con su cabeza levantada alzo el esférico para que llegue al segundo poste donde Díaz arremetía y supo direccionar su cabezazo de tal manera que desubico al arquero contrario y así llego la única anotación del encuentro que sirvió para llevar al bolsillo los 3 puntos de oro.
Al final fue un buen triunfo que definitivamente le dio un aire de confianza a los jugadores toreros y a su hinchada. Y esta confianza no pudo llegar en mejor momento ya que el próximo partido es nada más y nada menos que “el partido inmortal” del futbol ecuatoriano. Esperemos que los azules sigan con ese juego desastroso que demostró ante El Nacional y que los nuestros sigan en franca mejoría. Además debemos recalcar que el otro refuerzo, Dusher, ya estaría listo para jugar ante los eléctricos. Solo debemos esperar a que tanto elogio y que su extenso recorrido le sirva y lo demuestre para que así sea un gran aporte para la media cancha barcelonista.
Toreros, por ahí dicen que este año está perdido, que Barcelona solo debe aspirar a llegar a un repechaje de alguna copa internacional, pero nosotros sabemos bien que el verdadero barcelonista no espera nada más que un campeonato cada Diciembre. Claro, ahora cualquier torneo internacional que se consiga siempre será importante, pero que nos quede claro que el Ídolo del Ecuador cada año tiene un solo objetivo y un solo compromiso con su hinchada, ¡el campeonato!
Pero así como los hinchas esperamos compromiso total de parte del equipo y sus dirigentes, ellos también esperan lo mismo de todos los corazones amarillos del puerto principal. Es hora ya de que los guayaquileños lleguen en mayor número hasta el Monumental. Y se debe volver a la mentalidad de ir a ver y a apoyar a los nuestros y no a ver jugar al equipo visitante. Siempre recordemos que para exigir debemos también dar.
Guayaquileño, Barcelona es nuestro, el Monumental es nuestro, ¿no les parece que ya es tiempo de demostrarlo con hechos y no solo con palabras? Recuerden que juntos como un solo ser es que volveremos a vivir esos días de gloria que todos extrañamos.
El Clásico del Astillero nos espera. Vamos Barce, por ese triunfo que alegre a millones de corazones en el mundo entero….
Saludos desde Pennsylvania,
Alexandra K Ortiz
