lunes, diciembre 03, 2012

Gustavo Costas terminó usando “la de Mina”

Narciso Mina lo tuvo todo preparado. En el entretiempo del partido de ayer, en el que Barcelona venció 3-1 a Olmedo, le pidió al técnico Gustavo Costas que lo reemplazara minutos antes de que finalizara la segunda mitad.

Quería despedirse de los más de 60 mil hinchas amarillos que llenaron ayer el estadio Monumental para celebrar el título 14 de su equipo en el Campeonato Nacional.

El de ayer podría ser el último partido del delantero con Barcelona, ya que las negociaciones para su traspaso al América de México están “avanzadas”, según reconoció el técnico de ese club, Miguel Herrera, a un portal deportivo de Internet del Distrito Federal.

Costas hizo tal como se lo pidió. Lo sustituyó por el argentino Juan Carlos Ferreyra cinco minutos antes del final. Fue en ese preciso momento que Mina sorprendió al adiestrador. Se sacó la camiseta sudada y se la regaló. El DT no dudó y se la puso inmediatamente encima de la que llevaba puesta.

El “Bello”, como se conoce al delantero, hizo una promesa cuando llegó a Barcelona -en enero pasado- y ayer la cumplió. Dijo que marcaría 30 tantos y su cálculo fue preciso.

Ante los riobambeños, “Nacho” anotó 2 goles y entró en los registros históricos de Barcelona, ya que se convirtió en el jugador que más tantos ha marcado, en este equipo, en una sola temporada. Su familia estuvo ayer en el estadio. Su esposa Patricia Quiñónez se ubicó junto a sus dos hijos en una suite del lado oriental.

El tanto que selló la goleada lo marcó el volante colombiano José Antonio Amaya, tal como ocurrió hace una semana en el estadio Bellavista ante Macará.

Tenía apenas dos minutos en el campo de juego cuando recibió un pase de Juan Carlos Ferreyra. Amaya no pensó y pateó rápido para dejar sin reacción al arquero Geovanny Camacho. “Está claro que es Dios el que está actuando en mí”, explicó el volante que dio la vuelta olímpica en el estadio Monumental con una bandera se su natal Colombia sobre su espalda. Lo mismo hicieron el peruano Enzo Revoredo y el argentino Damián Díaz, con sus respectivos símbolos patrios.

Barcelona disfrutó ayer de su juego. Fue un equipo dinámico, con reacción y una propuesta ofensiva claramente marcada. Al cuadro amarillo le funcionaron todas las individualidades y el juego en conjunto. Según el capitán del equipo, el argentino-ecuatoriano Matías Oyola, eso se debió a que el grupo jugó “sin ansiedad ni preopupaciones”.