El nuevo DT de Barcelona, nació en Santa Rosa, provincia de La Pampa, Argentina, el 13 de enero de 1981.
Suele decirse que hay jugadores que incluso en su época profesional se ve que tienen madera de técnicos. De Guardiola por ejemplo se comenta que como futbolista ya tenía evidentes hechuras de entrenador… Sin embargo, lo del entrenador del FC Barcelona no es nada con la interesante historia de Luis Zubeldía, exitoso técnico de Lanús que, a sus 28 años, ya se había consolidado como uno de los mejores de Argentina.
Zubeldía era uno más de tantos prometedores futbolistas que afloran en la cantera de Lanús, en los últimos años el equipo con las divisiones inferiores más prolíficas de Argentina. No hay en ese fútbol un proyecto deportivo tan consolidado como el granate. A diferencia de la mayoría de los equipos, todos exceptuando a Boca, en Lanús las plantillas no se arman y desarman por completo cada seis meses. En el Sur saben lo que quieren y actúan en consecuencia, fundamentan su poderío en un buen grupo de jugadores veteranos y, sobre todo, una amplia gama de jugadores jóvenes que, a diferencia de lo que ocurre en otros conjuntos, no se marchan a la primera de cambio… En Lanús se aguantan a las jóvenes figuras como mínimo varias campañas para aprovechar su fútbol lo máximo y venderlos luego a un precio mayor. Esa seriedad en el trato futbolístico, también se traduce en el banco, porque si bien su actual entrenador aún es un veinteañero, se trata de un alumno aventajadísimo del gran Ramón Cabrero, que no hace más que dar continuidad al excelente trabajo que dejó el técnico español.
Como decía, Zubeldía era un prometedor mediocentro de marca, con mucha capacidad de trabajo y presencia. A los 15 años se lo trajo a Buenos Aires de la Pampa el ojo clínico de José Pekerman para integrarlo en las inferiores de la selección. Le salieron muchas novias, finalmente tuvo que elegir entre Boca y Lanús y escogió al Granate, sabedor de que allí tendría más oportunidades de llegar a Primera. No se equivocó: a los 17 años ya había debutado en la máxima categoría. Se convirtió en un fijo para Hugo Tocalli y José Pekermán en las categorías juveniles de la selección, jugó mundiales sub 20 y se lesionó justo antes del que se iba a disputar en 2001 en su país. El nombre técnico del problema era una osteocondritis, en cristiano, un desgaste del cartílago de su rodilla izquierda que nunca terminó de sanar. Luis se quedó fuera de aquel Mundial, pero lo que no sabía es que también se despedía del fútbol. Luchó durante años por recuperarse, lo hizo todo, trabajó duro en rehabilitación pero cada vez que se probaba se caía… Hastiado de la lesión, con 23 años dijo basta y decidió dejar el fútbol. A los tres días de su renuncia le ofrecieron ser el segundo de Carlos Ramacciotti, por aquel entonces técnico de Lanús. Pero Luis quería empezar desde abajo y prefirió en los escalafones inferiores.
De mente avispada, el trabajo de Luis fue de menos a más, su implicación era plena a pesar de ser un chaval y Ramón Cabrero le exigió que le acompañara en su andadura en el primer equipo. Ramón, que volvía después de su extraña experiencia europea en Albania, le quería a su lado, pues lo conocía de sobra ya que habían coincidido juntos trabajando en los juveniles. Se creo entonces una asociación maravillosa. El mismo Cabrero aclaró en innumerables ocasiones que Zubeldía no era una comparsa, que aportaba lo mismo que él, con la misma capacidad de decisión. Después de varios años peleando arriba Lanús ganó el Apertura 2007, Cabrero entonces comprendió que su ciclo debía terminar y decidió dejarle a Luis el cargo de técnico, puesto que compartían ambos una análoga filosofía del fútbol.
En el Apertura 2008 Zubeldía asumió el cargo, su talante de joven técnico, con buena sintonización con los jugadores, así como sus claros conceptos, sirvieron para que Lanús continuara siendo uno de los referentes de la tabla. En este Clausura Lanús, que mantenía el mismo estilo desde hace varios años, fue líder en solitario con 15 puntos. Zubeldía, a sus 28 años, sorprendía cada día más, su talante dialogante le hace ser un técnico agradable en el trato, su perfil se aleja del clásico jugador presuntuoso, de hecho está bien instruido e incluso tiene el título de periodista. Su gran apoyo sigue siendo Ramón Cabrero, que ahora se encarga otra vez de la cantera de Lanús.
Este técnico tiene muchísimo recorrido y dentro de poco su nombre nos será muy familiar, escribió la prensa argentina.
Fuente: Idolo Del Ecuador
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