Ver a Damián Díaz en la cancha, actualmente, es un deleite, es realmente el jugador diferente, ese que con una finta llena la retina de los asistentes al estadio, ese jugador que hace que la gente se pare y aplauda.
El 10 de ahora es un jugador maduro, uno que ya no juega sólo para tribuna sino que se echa el equipo al hombro, hace la maniobra justa, el que se quita de encima un par de rivales y pone un pase milimétrico para que sus compañeros hagan el resto.
Desbarata defensas, pone en posiciones de gol a sus compañeros, mueve los hilos en el medio campo, es otro DT en la cancha, habla, ayuda, disputa todos los balones, no da pelota por perdida, y sobretodo, mete goles, de esos que la gente comenta al menos una semana y luego quedan en la historia como los más vistosos.
Este "Kitu" es mejor que el del 2012, más maduro, centrado, sin excesos en su vida personal, motivador de nuevas generaciones, el referente, aquel que luego de unos años, los amarillos lo recordaremos con cariño porque desde ya empieza a dejar su huella eterna en Barcelona.
Gracias mago por todo lo que nos estás regalando en la cancha.
